Suelen invitarme a algunas congregaciones a servir, algunas veces cantando, en otras ocasiones predicando, e incluso hay ocasiones donde tengo el privilegio y la responsabilidad de servir de ambas formas durante el mismo servicio.
Y son muchas las vivencias, aprendizajes y experiencias que he tenido en esas visitas a estas congregaciones.
Sin embargo, a veces se han presentado situaciones un poco cómicas y que han sido importantes anécdotas, que además de hacerme reír por un momento, me han dejado enseñanzas para toda la vida.
Hace algunos años, durante una de esas invitaciones, después de haber terminado de adorar desde el piano, fui y busqué una silla entre la congregación para recibir con atención el mensaje.
Cuando el pastor anfitrión da inicio a su mensaje, nos invita a abrir la palabra de Dios y, por razones que más abajo te contaré, yo me vi obligado a sacar mi celular para utilizar la biblia digital.
La esposa del pastor, que estaba justo a mi derecha, me dice en tono un poco jocoso, burlón y acusador:
-¿Vienes a una congregación que no es la tuya a servir sin traer tu biblia?
Yo sólo pude sonreír y responderle:
- Mi biblia está en el altar, su esposo, el pastor de esta congregación, me la pidió prestada pues la de él, se quedó esta mañana en la mesa de su casa, cuando hizo su devocional.
Ese día el pastor predicó sobre mirar la paja en el ojo de tu hermano. 😄
