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La santificación es un estado de separación que asumen los creyentes guardandose así para Dios. Siendo Dios mismos el que hace esta obra. Juan 17:15--19 15No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. 16Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad. 18Como tú me enviaste al mundo, yo también los he enviado al mundo. 19Y por ellos yo me santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad.
Los tres tipos de santificación que podemos ver en la Biblia son:
1) Santificación Posicional: Es una seoparación para siempre. Es darnos en una consagración eterna para nuestro Dios.
a) 1 Corintios 1:30 30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
b) Hebreos 10:10 10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
c) Hechos 13:39 39 y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree.
d) Hebreos 10:14 14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
2) Santifiación progresiva o experimental. Es dar crecimiento y desarrollo constante en nuestra relación con Dios para alacanzar el propósito que Dios tiene en nosotros como su Iglesia.:
a) 2 Pedro 3:18 18 Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén
b) Filipenses 1:6 6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
c) 1 Pedro 1:15 15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
d) Hebreos 12:14 14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
e) Juan 17:17 17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
3) Santificación completa o final: La glorificación así como Cristo fue glorificado.
a) 1Tesalonisenses 5:23 23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
b) Colosenses 1:27 27 a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,
c) Colosenses 3:4 4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
d) 1 Juan 3:2 2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
16 El que aguarda el mandamiento guarda
su alma; el que menosprecia sus caminos morirá.
Proverbios 19:16
Las bondades de la ley y los peligros de la gracia.
Romanos 6
6 ¿Qué, pues, diremos?
¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 2 En
ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en
él? 3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido
bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque
somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que
como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en vida nueva.
5 Porque si fuimos plantados
juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de
su resurrección; 6 sabiendo esto, que nuestro viejo
hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea
destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque
el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 8 Y
si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; 9 sabiendo
que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se
enseñorea más de él. 10 Porque en cuanto murió, al
pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. 11 Así
también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo
Jesús, Señor nuestro.
12 No reine, pues, el pecado en
vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13 ni
tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad,
sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y
vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14 Porque
el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo
la gracia.
Siervos de la justicia
15 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque
no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. 16 ¿No
sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois
esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la
obediencia para justicia? 17 Pero gracias a Dios,
que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella
forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y
libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. 19 Hablo
como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad
presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad,
así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la
justicia.
20 Porque cuando erais esclavos del
pecado, erais libres acerca de la justicia. 21 ¿Pero
qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque
el fin de ellas es muerte. 22 Mas ahora que habéis
sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto
la santificación, y como fin, la vida eterna. 23 Porque
la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro.
Gálatas
5:13-23
13 Les hablo
así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan
de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a
otros con amor. 14 En efecto, toda la Ley se resume en un solo mandamiento:
«Ama a tu prójimo como a ti mismo».[b] 15 Pero si siguen mordiéndose y
devorándose, tengan cuidado, no sea que acaben por destruirse unos a otros.
La vida por
el Espíritu
16 Así que
les digo: vivan por el Espíritu y no sigan los deseos de la carne; 17 porque
esta desea lo que es contrario al Espíritu y a su vez el Espíritu desea lo que
es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden
hacer lo que quieren. 18 Pero si los guía el Espíritu, no están bajo la Ley.
19 Las obras
de la carne se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; 20
idolatría y hechicería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades,
desacuerdos, sectarismos 21 y envidia; borracheras, orgías y otras cosas
parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales
cosas no heredarán el reino de Dios.
22 En cambio,
el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad,
fidelidad, 23 humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. 24
Los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
25 Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu. 26 No dejemos
que la vanidad nos lleve a provocarnos y a envidiarnos unos a otros.
Como
creyentes podemos llegar a malentender y a mal usar la buena intención de la
ley y por otra parte, abusar de la bendición y beneficios de la gracia, ambas
acercadas por Dios, precisamente para bendición de nosotros los hombres. Una
como límite y la otra como escapatoria, cuando ese límite fue transgredido.
La ley nos cuida. Nos instruye.
Nos orienta. Nos muestra los límites. Nos orienta por el camino. Aunque en
nuestra humanidad, es imposible de cumplir por nosotros mismos, la ley nos pone
unos límites para cuidarnos a nosotros mismos y a los demás, también. Entendido
de esta manera, la ley es buena para la vida del hombre. La parte que no es tan
buena es que el hombre ha evidenciado a través de los siglos, que no puede
cumplirla completamente por su propia condición caída y más aún, cuanto más
alejado de Dios está, mayor lejanía muestra de andar dentro de los límites que
el camino de la ley nos instruye a caminar.
Ahí es cuando entra Jesús en
acción, con la obra de amor demostrada en la cruz del calvario. Y de esta
manera, nos acerca su preciosa gracia.
La gracia, nos da oxígeno, cuando
el tanque está vacío mientras estamos en el fondo. La gracia, de forma
inmerecida, hace efectivo en Cristo Jesús, aquello que nosotros no podemos
lograr, por nuestras buenas intenciones, esfuerzos, conocimiento, poder o
dinero. La gracia es ese regalo que no podíamos tener por nosotros mismos, pero
que fue acercada por Jesús, a través de la cruz del calvario.
La gracia nos
cobija, pero si estamos dentro de ella, y para estar dentro de la gracia, es
necesario que esté implícita la ley, pues ¿Si no damos valor a la ley, de qué
manera sería necesaria la gracia? Pues no sería necesaria la gracia sino hay
ley. Una cosa (Gracia) no quita la otra (Ley) Y muestra de ello, es lo qué
Jesús dijo en Mateo 5:17 7 No penséis que he venido para abrogar
la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. 18 Porque
de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una
tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. 19 De manera que cualquiera que quebrante uno
de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño
será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los
enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos. 20 Porque os digo que si vuestra justicia no
fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los
cielos.
Sin embargo, la gracia muchas
veces se ha malentendido, de tal manera, que la libertad que en Cristo Jesús
recibimos por gracia, muchos la han convertido en libertinaje. Quebrantando la
ley a costa de la gracia, dando rienda suelta a su libertad recibida en la
gracia, para sin reparo caminar, como si
no existiera la ley, llegando al libertinaje que Dios mismo desaprueba y por el
cual nos acercó la gracia en Cristo Jesús con su obra redentora en la cruz del
calvario.
Suelo usar una frase que trata de
marcar un equilibrio entre la ley y la gracia, que dice así: “Que una
familia amiga te invite a almorzar, no quiere decir que te comas todo su
mercado del mes” , parecida a otra frase mucho más popular que dice “Nos
dan un dedo de gracia y nos comemos toda la mano sin misericordia por simple
libertinaje”
Lo interesante de esto, es que
Jesús, momentos antes, nos acaba de hablar de las Bienaventuranzas, lo que
implica el amor, sí o sí. Y cuando
existe el amor, es más fácil cumplir el mandato de la ley, esto por nuestro
amor a Dios primeramente y en segunda instancia por el amor a nuestro prójimo.
A)
¿Qué es la
ley?
A
nivel legal es la Regla o norma establecida por una autoridad superior para
regular, de acuerdo con la justicia, algún aspecto de las relaciones sociales
para así mantener el orden, dando equilibrio a los derechos con los deberes. Siempre
que una parte transgrede la una ley, hay otra parte que es perjudicada.
1) Leyes naturales emanan de la
naturaleza y rigen todos los espacios de la creación, son irrevocables, eternas
e invariables. No fueron creadas por el hombre por lo que no responden a la
voluntad de las personas. Por ejemplo: la Ley de la Gravedad.
2) Leyes Positivas establecidas por la
autoridad competente de un territorio para garantizar el orden en una sociedad,
deben ser cumplidas por todos los ciudadanos y no pueden ir en contra de las
leyes naturales.
1-1 Según el modo: Permisivas y
Prohibitivas
1-2 Según el rango: Orgánicas,
ordinarias y constitucionales.
1-3 Según el origen: Formales y
materiales.
1-4 Según el ámbito donde aplican:
Federales y locales.
Características de las leyes
Obligatorias. Deben ser respetadas y cumplidas por todos los
ciudadanos que estén en el territorio en el que rijan esas leyes, incluso,
cuando estas vayan en contra de la voluntad del individuo. El no conocimiento
de la ley no es excusa para su no cumplimiento.
Impersonales. Son creadas para ser aplicadas a un grupo
indeterminado de sujetos y no a una sola persona.
Abstractas. Se aplican en todos los casos, lo que implica
un número de casos no establecidos ni particularizados.
Permanentes. Son formuladas con carácter indefinido y
permanente, solo dejan de tener vigencia cuando son subrogadas, abrogadas o
derogadas a partir de leyes posteriores.
Irretroactivas. Regulan hechos que se desarrollan luego de su
sanción por lo que no rigen sobre conductas anteriores a su aparición.
Generales. Son aplicables a todos los individuos, sin
excepciones.
Coercitivas. Su no cumplimiento implica la imposición de
una pena o castigo.
Vemos
cómo el hombre trata desde su propio conocimiento de ir estableciendo leyes, normas,
y se ve en la necesidad de clasificarlas, porque cada vez se hacen más
inmanejables y al mismo tiempo contradictorias. Muchas leyes hoy en día están
llegando al punto de inhabilitar en su aplicación muchas otras leyes naturales.
Esto es porque cada vez se trata de evitar más la ley divina y la ley natural
para dar rienda suelta a sus propias pasiones e intereses desordenados; pues
recordemos lo que nos dijo Pablo en el capítulo 5 de Gálatas Les hablo así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser
libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones.(Libertinaje)
Otra
muestra importante, de la contrariedad de las leyes humanas actualmente, es donde
se imponen intereses de minorías por encima de las intereses de las mayorías, y
muestra de ello son las ideologías y demás planteamientos que a diario
escuchamos y vemos, las cuales bajo la falsa bandera de la inclusión, cada vez crean leyes que excluyen más y más a
las personas en general y se alejan más de la palabra y las instrucciones que
Dios, como Creador, nos ha dejado desde el principio, y que como seres humanos,
desde nuestro interior no podríamos negar, solo que el hombre, en especial de
este tiempo, le dan más importancia al cómo me siento, que a lo que soy, y
si es necesario distorsionar lo que soy para dar mayor lugar a cómo me siento,
pues entonces se renuncia incluso a la razón, a la lógica y a la biología.
Alejándonos esto de la instrucción, saltándonos la baranda que nos cubre del
vacío y cayendo así en el fango ensuciador llamado pecado.
En
el antiguo testamento, vemos principalmente la Ley de Talión, ojo por ojo
diente por diente. Y las leyes que encontramos en la Biblia podemos definirlas
en APODÍCTICAS y CASUÍSTICAS
Hay dos grandes tipos de leyes. Las primeras son las leyes
«apodícticas», que definen sencillamente lo que la gente debe o no debe hacer.
Los mejores ejemplos de esto son los Diez Mandamientos (Dt 5:6-21). El segundo
tipo corresponde a las leyes «casuísticas». Éstas no comunican «haz esto» o «no
hagas aquello», sino que describen casos hipotéticos y aconsejan cómo
manejarlos. A partir de ellos, los lectores pueden derivar principios
aplicables en otros escenarios. Es importante que notemos esto porque las leyes
casuísticas no son exhaustivas. No exploran todas las posibles situaciones
alternativas que las personas pueden encontrarse. Son ejemplos presentados de
manera simple. Es fácil pensar que las leyes casuísticas son simplistas,
injustas, o que contienen numerosas lagunas, pero eso es tratarlas como leyes
apodícticas o malinterpretarlas como si fuesen exhaustivas. La naturaleza
hipotética de ellas implica también que es invaluable entender la cultura antigua
que proveyó el contexto de dichas leyes. Sin ese contexto, puede ser fácil
malinterpretar la intención de ellas.
Comparemos algunas leyes del antiguo testamento, que en
términos generales aplicaban la ley del Talión (Igual o idéntico), Hamurabi
quien fue el sexto Rey de Babilonia según la historia, fue considerado el que
hizo anotar en tablas.
La ley del Talión, no solo exigía un
castigo idéntico por el daño hecho, sino, que al mismo tiempo marcaba un
equilibrio, para que la retribución, venganza o castigo del pecado cometido, no
pasara el límite entrando en injusticia al dar un castigo mayor de lo
necesario. Esto no solo nos hablaba de justicia humana al equilibrar el
castigo, sino también de un intento de gracia por parte de los hombres para que
no se pasara injustamente del castigo merecido.
Éxodo 21:24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano,
pie por pie,
Levítico 24:19-22 ``Si un hombre hiere a su prójimo, según hizo,
así se le hará: fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; según la
lesión que haya hecho a otro, así se le hará. ``El que mate un animal, lo
restituirá, pero el que mate a un hombre, ha de morir.
Levítico 24:17 ``Si un hombre quita la vida a cualquier ser
humano, ciertamente ha de morir.
Deuteronomio 19:21 Y no tendrás piedad: vida por vida, ojo por
ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
En
cambio, cuando vamos a leer al nuevo testamento, encontramos
Romanos 12:17-19 Nunca paguéis a nadie mal por mal. Respetad lo
bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto de vosotros
dependa, estad en paz con todos los hombres. Amados, nunca os venguéis vosotros
mismos, sino dad lugar a la ira {de Dios,} porque escrito está: MIA ES LA
VENGANZA, YO PAGARE, dice el Señor.
Lucas 6:27-29 »Pero yo les digo a ustedes que me
escuchan, amen a sus enemigos. Hagan el bien a los que los odian. 28 Bendigan
a los que los maldicen y oren por los que los maltratan. 29 Si
alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra.
Recordemos que la ley, al ser de aplicación general y justa,
el pecado que nosotros cobrábamos al otro, nos hacía participes del castigo por
nuestro propio pecado cometido hacia los demás, esto incluye nuestro pecado y
transgresión hacia la ley de Dios.
B)
¿Qué es la
gracia? (Benevolencia gratuita)
En
teología cristiana se entiende por gracia divina o gracia santificante un favor
o don gratuito concedido por Dios para ayudar al hombre a cumplir los
mandamientos, salvarse o ser santo, como también se entiende el acto de amor
unilateral e inmerecido por el que Dios llama continuamente las almas hacia sí.
Según
la biblia la gracia es un don de nuestro Padre Celestial otorgado a través de
Su Hijo, Jesucristo. La palabra gracia, según se usa en las Escrituras, se
refiere principalmente al poder habilitador y a la sanación espiritual
ofrecidos por medio de la misericordia y del amor de Jesucristo.
Gracia y
misericordia: Diferencias y complementos:
Gracia:
Regalo gratuito sin merecerlo. Misericordia:
No recibir el castigo merecido.
Cristo no vino a abolir la ley si
no a cumplirla Mateo 5:17
Ley mosaica? Pentateuco?
16 El que
aguarda el mandamiento guarda su alma; el que menosprecia sus caminos morirá. Proverbios 19:16
Ley- Es el camino recto- La
sabiduría- Palabra- Instrucción
Romanos14:12
De manera que
cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.
En estos últimos tiempos que estamos viviendo,
es de vital y eternal importancia, y tomar como principio de vida el hecho de que
debemos entender como creyentes , que no basta con ser poseedores de las
lámparas, pues esto no garantiza nuestro acceso a las bodas del Cordero, es
decir, en cuanto a las 10 vírgenes, no eran las que tuvieran lámparas las que
podrían irse con el novio., sino que era las que tuvieran aceite en dichas
lámparas.
Proverbios
1:8
Escucha hijo
mío la instrucción de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre, porque
adorno de gracia serán a tu cabeza y collares a tu cuello.
1 de Juan
2:15-29
15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno
ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los
deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no
proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y
el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece
para siempre.
18 Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el
anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos
que es el último tiempo. 19 Salieron
de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros,
habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no
todos son de nosotros. 20 Pero
vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. 21 No os he escrito como si ignoraseis la
verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega
que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. 23 Todo aquel que niega al Hijo, tampoco
tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. 24 Lo que habéis oído desde el principio,
permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en
vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. 25 Y esta es la promesa que él nos hizo, la
vida eterna.
26 Os he escrito esto sobre los que os engañan. 27 Pero la unción que vosotros recibisteis de
él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así
como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es
mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.
28 Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste,
tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. 29 Si sabéis que él es justo, sabed también
que todo el que hace justicia es nacido de él.
Es mejor ser aprobado
por Dios, antes que ser usado.
Lo primero, trae como resultado lo segundo. Lo segundo, no
garantiza lo primero.
BAJEMOS LA SANTIDAD DEL ALTAR
Como servidores desde el liderazgo en nuestras congregaciones, son
muchas las veces que hemos visto cómo acusan a los miembros de nuestros
equipos, diciendo que están en malos comportamientos, por no decir que en
pecado. Y aunque sabemos que muchas veces ha llegado a pasar, son más las veces
que se hacen estas acusaciones, más por especulación malintencionada y falta de
amor, que porque realmente sea así.
Es muy común escuchar decir que los servidores del altar, tanto
pastores, como ministros de alabanza, evangelistas y demás miembros que de
alguna manera pública ejercemos un servicio en nuestras congregaciones, debemos
guardar nuestros testimonios y evidenciar la santidad de Dios en nuestras
vidas. Sin embargo, aunque esto es muy cierto, dicho de esta manera, es solo
una verdad a medias, pues se está concentrando un deber cristiano, solamente en
aquellos que servimos de manera pública en nuestras congregaciones.
Lo que quiero decir con esto,
es que se omite la parte, en que todos los que decimos amar a Cristo, y ser
seguidores de él, debemos ser santos, sin excepción, pues más allá de nuestras
funciones y servicio dentro del cuerpo de Cristo, somos ese cuerpo, es decir,
somos la iglesia, la cual está llamada a ser santa, sin excepción. No importa,
si solo vienes a recibir la palabra de Dios, sentado en una silla, y quizás
nadie en la congregación sabe de ti; tu llamado, es también ser santo.
BAJEMOS LA SANTIDAD DEL ALTAR, pues la santidad no es una condición, estado o actitud que deben guardar solamente los que usan un micrófono en el altar, o los que tocan algún instrumento musical; pues si tú eres el que lleva un vaso de agua, debes ser santo; si tú eres el que acomoda las sillas antes y después de cada servicio, debes ser santo; si tú eres el encargado de abrir la puerta de la iglesia, debes ser santo. Porque la santidad para nuestro Dios, no se condiciona a que estés prestando un servicio o ministerio en la iglesia, sino que es un estado inherente e innegociable del creyente que ha sido santificado por la sangre de Jesucristo, del cual somos su cuerpo e iglesia.
Tal como dice el libro de 2 de Timoteo 1:9-10
Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no
conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue
dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, 10 pero
que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo,
el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el
evangelio,
Ahora miremos: ¿Qué es la santidad en la Biblia?
En el antiguo testamento, el hebreo Kadosh (Santo) significa, estar
separado de lo secular o profano, para dedicarse así, al servicio para Dios. El
pueblo de Israel, era considerado santo, pues había sido, separado por Dios y
para Dios.
Para nuestros tiempos, con la llegada de Jesús como hombre a la tierra,
esta separación, ya no se limita al pueblo de Israel como nación, sino que se
extiende a toda aquella humanidad, de diferentes lenguas, tribus, pueblos y
naciones. Lo que, en su tiempo, se llamaba pueblo gentil, y que conoceríamos
más tarde como el Israel espiritual. Lo cual leemos, en Romanos 11, acerca de
la salvación de los gentiles, que fuimos injertados en el buen olivo, a pesar
de que nosotros éramos olivos silvestres.
La santidad es el don de
Dios que colma todas las aspiraciones humanas; es la plenitud de la vida
cristiana que consiste en unirse a Cristo, aprendiendo a vivir como hijos de
Dios con la gracia del Espíritu Santo y viviendo la perfección de la caridad.
Ahora, entonces ¿Qué es estar en santidad?
La santidad, entonces, es
aprender a tener en la vida cotidiana la misma vida de Cristo que se ha
recibido ya en el bautismo y debe ser desarrollada a lo largo del día, de la
vida. Es decir, somos separados por él y para él, morimos a nosotros mismos,
para que él sea en nosotros, y su santidad sea en nosotros, santificándonos y perfeccionándonos cada
día, en nuestro diario vivir en él, haciéndonos cada vez más, a su imagen y
semejanza, acercándonos de esta manera, para que seamos un varón perfecto, hasta que todos lleguemos a la unidad
de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida
de la estatura de la plenitud de Cristo, según nos enseña Pablo en el libro de los Efesios
capítulo 4:13
Jesús en Mateo 5:48 nos
instruye y ordena:
48 Sed, pues, vosotros perfectos, como
vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Esto lo podemos leer en el sermón del
monte, el cual es la parte central de lo que es una vida plena del cristiano,
pues entre el capítulo 5 y 7 del libro de Mateo, podemos encontrar, todo
aquello a lo que Dios nos llama a caminar en nuestras vidas.
Y 1 de Pedro 1:13-21 nos dice:
13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro
entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os
traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14 como
hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en
vuestra ignorancia; 15 sino, como
aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera
de vivir; 16 porque escrito está:
Sed santos, porque yo soy santo. 17 Y
si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra
de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; 18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana
manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas
corruptibles, como oro o plata, 19 sino
con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin
contaminación, 20 ya destinado
desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros
tiempos por amor de vosotros, 21 y
mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado
gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
Te voy a contar la siguiente historia
que sucedió en cualquier iglesia, y aún sigue sucediendo, y mientras la iglesia
de Cristo se conforme de seres humanos, de seguro no dejará de suceder:
NO ME PARECE:
El hermano José Perfectín de la Acusación, miembro de una iglesia
de cualquier lugar, se acerca muy molesto e indignado a su pastor,
recriminándole porque a su parecer el pastor no estaba orando lo suficiente y
se evidenciaba en su forma de hablar.
El pastor le respondió
-No me parece
Este hermano, desconcertado por la respuesta de su pastor, le
continúa diciendo que como pastor se veía negligencia en su estudio de la
palabra de Dios, pues sus mensajes eran repetitivos y le hacía falta
"unción fresca".
El pastor de nuevo le responde:
-No me parece.
El hermano más que desconcertado, un poco inquieto, agrega que,
como pastor, evidencia falta de humildad al no escuchar con actitud de cambio su
exigencia.
El pastor, sin perder su apacibilidad, le dice:
-No me parece.
Notablemente molesto, el hermano, le recrimina levantando su voz:
¡Usted es un pastor tan soberbio! A todo lo que le digo solo puede
responder "¡No me parece!"
El pastor con una sonrisa de amor, le dice:
-No me parece... Te digo que no me parece, porque tú estás
hablando desde lo que crees conocer de mí, sin embargo, nuestro Dios, sabe que
yo soy mucho peor de lo que tú dices que soy. No me parece suficiente lo poco
que dices de mí, pues a mí me parece y sé con plena seguridad, que necesito
mucho de Dios. Necesito de Dios, muchísimo más de lo que a ti te parece...
Nuestra santidad, depende de Dios y la recibimos por gracia, no
está en nuestro propio bolsillo, sino que es un bien recibido por gracia, del
cual somos beneficiados y favorecidos. Dice el libro de Efesios 2:8-10
8 Porque por gracia sois salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no
por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque
somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
TODOS NECESITAMOS DE DIOS, MUCHÍSIMO MÁS DE LO QUE ESTAMOS
DISPUESTOS O CONCIENTES DE RECONOCER.
“Al pecado
hoy en día le llaman demonio. Por eso la gente cree que necesita liberación y
no arrepentimiento”. Jhon McArthur
“Solamente el
evangelio pervertido promete salvación sin santificación”. Paul Washer.
Dios no viene
solamente por el pastor, no viene solamente por el ministro de alabanza. Dios
no viene solamente por el evangelista o por el misionero. Dios viene por su
iglesia, iglesia pura, Santa y sin mancha. Una iglesia limpia de manos y pura
de corazón y eso incluye a todo el que sirve activamente en una congregación y
también, al que decidió ser iglesia desde una silla, en la quietud de la
inactividad. Aunque hay contradicción en ello, pues la iglesia no puede estar
dormida. Lo que quiero decirte, es que Dios llama a la santificación activa y
permanente a todo su pueblo escogido.
Y no solo la
fornicación y el adulterio son pecado, pues el chisme también es pecado, la
calumnia también es pecado, la hipocresía también es pecado. El acusador es
Satanás, si tu eres acusador, tu padre no es Dios, tu padre es el Diablo.
Atención a lo
que leemos en el libro a los Hebreos 12:12
Los que rechazan la gracia de Dios
12 Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; 13 y
haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del
camino, sino que sea sanado. 14 Seguid la paz con
todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 15 Mirad
bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que, brotando
alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean
contaminados; 16 no sea que haya algún fornicario,
o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. 17 Porque
ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no
hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
18 Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía
en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, 19 al
sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron
rogaron que no se les hablase más, 20 porque no
podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será
apedreada, o pasada con dardo; 21 y tan terrible
era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando; 22 sino
que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén
la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, 23 a
la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios
el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 a
Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la
de Abel.
25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que
desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si
desecháremos al que amonesta desde los cielos. 26 La
voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo:
Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. 27 Y
esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas
hechas, para que queden las inconmovibles. 28 Así
que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante
ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; 29 porque
nuestro Dios es fuego consumidor.
Leamos
el Salmo 24:3-6
¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su lugar santo?
4 El limpio de manos y puro de corazón;
El que no ha elevado su alma a cosas vanas,
Ni jurado con engaño.
5 Él recibirá bendición de Jehová,
Y justicia del Dios de salvación.
6 Tal es la generación de los que le buscan,
De los que buscan tu rostro, oh, Dios de Jacob.
Y para terminar, quiero que leamos Efesios 2:1-18
2 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros
delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo,
siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del
aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros
vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de
la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo
que los demás. 4 Pero Dios,
que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados,
nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y
asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros las
abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo
Jesús. 8 Porque por gracia
sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en
Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas.
11 Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros,
los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada
circuncisión hecha con mano en la carne. 12 En aquel tiempo
estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos
de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que
en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de
Cristo. 14 Porque él es
nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de
separación, 15 aboliendo en
su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en
ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre,
haciendo la paz, 16 y
mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando
en ella las enemistades. 17 Y
vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los
que estaban cerca; 18 porque
por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al
Padre.
Es
decir, Dios nos ha apartado del pecado para no apartarnos de él, esto a través de
Jesucristo.
Nos
dice el libro de Hebreos 10:12-31
12 pero
Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los
pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de
ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de
sus pies; 14 porque con una
sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. 15 Y nos atestigua lo mismo el Espíritu
Santo; porque después de haber dicho:
16 Este es el pacto que haré con ellos
Después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en sus corazones,
Y en sus mentes las escribiré,
17 añade:
Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.
18 Pues donde hay remisión de estos, no hay más ofrenda por el
pecado.
19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el
Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 20 por el camino
nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa
de Dios, 22 acerquémonos
con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de
mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. 23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la
profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. 24 Y considerémonos unos a otros para
estimularnos al amor y a las buenas obras; 25 no
dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos;
y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
26 Porque si pecáremos voluntariamente después de haber
recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los
pecados, 27 sino
una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a
los adversarios. 28 El que
viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere
irremisiblemente. 29 ¿Cuánto
mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere
por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere
afrenta al Espíritu de gracia? 30 Pues
conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el
Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. 31 ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios
vivo!
En
conclusión, BAJEMOS LA SANTIDAD DEL ALTAR Y LLEVEMOSLA A TODO ACTO, PENSAMIENTO
Y PALABRA QUE NOS ACOMPAÑE DONDE QUIERA QUE ESTEMOS, EN TODO TIEMPO Y EN TODO
LUGAR, PUES ESTA ES LA SANTIDAD A LA QUE DIOS NOS ESTÁ LLAMANDO.
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