1) La santidad de Dios como la razón de la creación
El atributo fundamental de la santidad de Dios es su "separación absoluta" de todo lo que no es Él, es decir, de su creación. La santidad significa que Dios es "completamente otro", distinto en naturaleza, perfección y pureza de todo lo que existe.
Isaías 6:3 nos da una de las visiones más impactantes de la santidad de Dios, donde los serafines claman: "Santo, santo, santo es Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria." Esta triple repetición de "santo" no solo resalta la pureza de Dios, sino también su majestad trascendente que llena todo.
En este sentido, la creación no es una parte de Dios, sino una obra que Él hace desde su infinita distancia y pureza. La creación existe porque Dios, en su santidad, quiso traer a la existencia algo que no era Él, reflejando así su gloria y poder.
2) La santidad de Dios reflejada en la creación
Aunque la creación no es tan santa como Dios, sí lleva el sello de su santidad en su origen y diseño. La perfección moral y la impecabilidad de Dios se reflejan en la bondad de Su obra.
Génesis 1:31 dice que "vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera." Esta declaración divina de "muy bueno" no se refiere solo a la utilidad o belleza, sino a una perfección intrínseca que reflejaba la naturaleza perfecta de su Creador.
El orden, la belleza y la armonía del universo son un eco de la santidad y el carácter de Dios. La perfección de la física, la química y la biología, hasta que el pecado entró en el mundo, era un testimonio de que un Dios perfecto no puede crear algo imperfecto.
3) La santidad de Dios manifestada en la redención de la creación
La entrada del pecado en el mundo corrompió la creación, introduciendo la imperfección, el sufrimiento y la muerte. Sin embargo, la santidad de Dios no puede tolerar esta corrupción para siempre.
Levítico 11:44 establece el principio: "Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra." La santidad de Dios es la base de su demanda de pureza en su pueblo.
La obra redentora de Cristo en la cruz es la máxima manifestación de la santidad de Dios. Dios es tan santo que no puede mirar el pecado, por lo que envió a Su Hijo para pagar el precio por nuestra iniquidad, para poder redimirnos a nosotros y, finalmente, a la creación misma de la maldición del pecado.
Romanos 8:21-22 habla de la redención futura: "Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora." La restauración final de la creación a un estado perfecto y sin mancha es la culminación de la santidad de Dios manifestándose en su obra.
En resumen, la santidad de Dios es el fundamento, la cualidad que se refleja y la fuerza que finalmente redimirá toda la creación de su corrupción.
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