La Biblia nos llama a ser justos y; ser justos no se refiere solo a darle la razón a los demás cuando la tienen, sino también a luchar por nuestra justicia, cuando somos nosotros los que tenemos la razón. De no ser así, connvertimos en injusticia nuestro silencio.
En cuanto a misericordia, no debemos amar al pecado por tratar de ser considerados con el pecador; y en cuanto a justicia, no debemos odiar al pecador a causa de su pecado.