Las diferentes congregaciones que comparten la palabra viva de Dios no están para competir entre ellas, sino para complementarse mutuamente como un solo cuerpo, como una sola Iglesia con Jesucristo como cabeza...Es necesaria la proliferación de las congregaciones en lugares estratégicos de nuestras ciudades, pero sin olvidar que tenemos un solo fundamento, una sola cabeza, un mismo salvador: Cristo Jesús.
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