Son muchos los pastores y demás liderazgo en las iglesias cristianas los cuales, además de enfrentar los desafíos y tareas que implica el llevar a cabo la labor ministerial en sus diferentes congregaciones, también deben enfrentar los constantes comentarios,"consejos" mal intencionados y murmuraciones de un grupo de personas que nunca aportan nada a la grey, más que palabras inoportunas y desmotivantes, a veces son palabras malintencionadas que lo que buscan es dividir la iglesia de Cristo y/o desestabilizar algun ministerio en particular.
En la palabra de Dios, vemos muchas situaciones, que como en nuestro tiempo actual, se desarrollaron bajo las mismas circuntancias, siendo el mismo Jesús, una muestra de cuando te dicen cómo hacer ministerio por parte de los fariseos. Es muy bueno para cualquier pastor y líder escuchar opiniones, sugerencias, y consejos bien intencionados por parte de sus miembros y demás personas que quieran hacer un aporte crítico constructivo. Sin embargo, empezamos a identificar que tan conveniente son algunos comentarios, cuando identificamos asertivamente, el tipo de persona que los está "sugiriendo". Personas que lo único que hacen es articular la lengua y nada más, pues no mueven un músculo más para realizar la tarea, que por cierto es mucha.
Los fariseos querían enseñarle a Jesús cómo hacer ministerio y cómo cumplir la voluntad de Dios, cuando ellos mismos estaban totalmente alejados de Dios y de los intereses y el propósito real que Dios tenía establecido.
Lo más difícil para un pastor y líder en su iglesia, es identificar realmente quien se acerca con intenciones de edificar y quién se acerca con intenciones de dañar, pero algo que en mi caso particular, me ha dado el suficiente criterio para identificar a quiénes vienen a sumar y a quiénes vienen a restar, es escuchar con mucha atención lo que dicen y la forma en que lo dicen: Actitud de servicio o intereses personales, orgullo y altives o humildad, y deseo de aportar a la congregación, tienen en cuenta el bien de toda la congregación o solo hablan de interese particulares, etc... Algo muy puntual para identificar si una persona con sus comentarios sumará o no a tu congregación, es que te preguntes:
¿Qué tan productivo está siendo y está haciendo este miembro para la edificación de la iglesia en nuestra congregación?
Una vez te hagas esta sencilla pregunta, te darás cuenta lo fácil que es relacionar sus verdaderas intenciones. Y te lo digo con toda autoridad, porque en los años que llevo sirviendo a mi Dios, las personas que más se me acercan a decir cómo hacer ministerio, son aquellas que ni se congregan. Sé que suena irónico, pero tambien estoy seguro que te ha pasado en la congregación en la que sirves.
He escuchado muchas veces, y también lo creo así, el hecho de que desde la tribuna se ven claritras todas las jugadas que debemos hacer, sin embargo, el deportista es el que está adentro de la cancha con la presión de cada decisión que tome y a esto sumándole el agravante de que como deportista activo muchas veces está ya sin aire por tanto correr de un lugar a otro haciendo las mejores jugadas posibles para que su equipo pueda ganar, en el caso de los pastores y lideres de la iglesia, para que su congregación pueda seguir creciendo en poder, gracia y sabiduría de Dios.
Y es que tristemente, muchos hinchas se creen mejores jugadores que los profesionales que están adentro en la cancha y que llevan desde niños, años y más años dedicados a ser deportistas.
También es muy cierto, y tristemente muchas veces obviado, que el que está cargando el bulto de harina es quien realmente sabe, cuánto pesa este bulto. Y en el caso de la congregación, los líderes cargamos con diferentos bultos de harina, porque un ministerio, cuando se lleva en amor, es un ministerio que se lleva con carga por amor y abediencia a Cristo, y por amor y servicio a la iglesia de Cristo.
Una vez un hombre se me acercó indicandome cómo debía ser el repertorio de canciones de la iglesia, y aunque son muchas las veces que diferentes miembros me han hecho este comentario y las cuales he evaluado con gran respeto y consecuentes decisiones buscando ese punto de equilibrio, en el caso particular de este hombre, cuando me hacía dicha "sugerencia" había un aire de pretención, casi de obligación y dentro de sus palabras, denunciaba negligencia, porque el ministerio de alabanza no cantaba canciones nuevas cada fin de semana. Le dije, que podría aprender a tocar algunos de los instrumentos musicales que teníamos en la iglesia y nos ayudara a renovar dicho repertorio... Este hombre para ese tiempo, nunca había servido en un ministerio de la iglesia, y hoy muchos años después de esta anécdota personal, aún sigue sin servir en ningún ministerio, lo que sí ha mantenido es su intermitencia para congregarse.
La palabra SERVIR es un verbo que tiene dos sílabas y seis letras, al igual que la palabra HABLAR, pero cuántas diferencia existe entre ambas.
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