En una ocasión mientras conversaba con una persona que cuestionaba la labor que como cuerpo de Cristo realizamos en favor de las personas ajenas a nuestras congregaciones, es decir que no son creyentes, esta persona en busca de desprestigiar el trabajo y el objetivo de la iglesia, dando a entender que las iglesias eramos selectivas y esperando beneficios a la hora de evangelizar, me preguntaba en tono burlesco:
-¿Por qué las iglesias no van y evangelizan a las personas habitantes de calle y a las personas más necesitadas?
Después de explicarle brevemente que sí lo hacemos y de forma muy constante, le expliqué que no llegabamos a muchos de los habitantes de calle, precisamente por el mismo motivo, que no llegamos a muchos empresarios multimillonarios: APERTURA; es decir, el evangelio siempre ha corrido libre a todo oído que quiera recibirlo y creerlo. En cada parte, en cualquier forma, y en diferentes circunstancias, muchos son los que han escuchado de Cristo y su obra, pero son pocos los que se abren a creer y recibirlo.
El evangelio llega a todas partes, pero el evangelio no siempre puede llegar a todos los corazones.
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