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Anderson Posada Ministerio Adorando en Su Presencia

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LA SEGUNDA MIRADA








Todos tenemos luchas personales y tentaciones, cada uno sabrá cuál es su prueba y/o tentación más difícil. Sin embargo, a la hora de buscar guardar la santidad, no todos somos probados o tentados en lo mismo.

Una vez, hablando sobre la santidad, un joven, joven tanto en su edad, como en su fe como creyente, me preguntó si era malo mirar mujeres en la calle o en las redes sociales. Le dije que la primera mirada era inevitable, pero que la segunda mirada, seguramente era voluntaria, de ahí para allá, lo que él tuviera en su corazón al hacer la segunda mirada, era lo que reflejaría, si era bueno o malo para su vida a la hora de hacerlo.

La primera mirada es inevitable, pero la segunda mirada que hacemos podría llegar a evitarse, o por lo menos, si se hace, evidenciará lo que tenemos en nuestro corazón de acuerdo con la forma en que miramos aquello que nos llamó tanto la atención para mirarlo por segunda vez.  Pues la segunda mirada, nos permitirá evaluar, nuestra intención al hacerlo.

En el caso de este joven, según el tono de su pregunta, la lucha de la segunda mirada era desde la parte sexual. La segunda mirada, sin embargo, en otra persona, puede ser el deseo de tomar algo que no le pertenece, y empieza a mirar aquello que codicia.

Veamos, desde la palabra de Dios, los peligros de la segunda mirada y lo que algunas personas hicieron al tener antes sus propios ojos, la fuerza de la tentación, y lo que pasó después: Tres de ellos cayeron y los últimos dos, salieron victoriosos.

1)    ADÁN Y EVA: 

La segunda mirada no toma lo que miramos, pero sí puede moverte a tomarlo en algún momento. (Génesis 3:2-17)

Adán y Eva pecaron desde antes de tomar el fruto, pues no lo habían tocado aún y ya habían desobedecido en su propio corazón. Jesús habla de que, para pecar, no es necesario llevarlo a cabo en un acto consumado, solamente, sino que, desde nuestra mente y corazón, podemos llegar a pecar sin darnos cuenta. (Mateo 5:27-30)

Veamos que nos dice Génesis, con relación a la caída de Adán y Eva:

—Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—. Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán”.

Pero la serpiente le dijo a la mujer:

—¡No es cierto, no van a morir! Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal.

La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió. En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.

Cuando el día comenzó a refrescar, el hombre y la mujer oyeron que Dios el Señor andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera. Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo:

—¿Dónde estás?

10 El hombre contestó:

—Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.

11 —¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? —le preguntó Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer?

12 Él respondió: —La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.

13 Entonces Dios el Señor le preguntó a la mujer: —¿Qué es lo que has hecho?

—La serpiente me engañó, y comí —contestó ella.

14 Dios el Señor dijo entonces a la serpiente:

«Por causa de lo que has hecho, ¡maldita serás entre todos los animales,
    tanto domésticos como salvajes! Te arrastrarás sobre tu vientre,
    y comerás polvo todos los días de tu vida.
15 Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella;
su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón».

16 A la mujer le dijo:

«Multiplicaré tus dolores en el parto, y darás a luz a tus hijos con dolor.
Desearás a tu marido, y él te dominará».

17 Al hombre le dijo:

«Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer,
   ¡maldita será la tierra por tu culpa! Con penosos trabajos comerás de ella
    todos los días de tu vida.
18 La tierra te producirá cardos y espinas,
    y comerás hierbas silvestres.
19 Te ganarás el pan con el sudor de tu frente,
    hasta que vuelvas a la misma tierra
    de la cual fuiste sacado.
Porque polvo eres,
    y al polvo volverás».

2)    DAVID Y BETSABÉ 

La segunda mirada la hacemos, cuando estamos mirando lo que no deberíamos estar mirando, en especial cuando estamos ociosos. (2 de Samuel 11:2-5)

 

Una tarde, al levantarse David de la cama, comenzó a pasearse por la azotea del palacio, y desde allí vio a una mujer que se estaba bañando. La mujer era sumamente hermosa, por lo que David mandó que averiguaran quién era, y le informaron: «Se trata de Betsabé, que es hija de Elián y esposa de Urías el hitita». Entonces David ordenó que la llevaran a su presencia y, cuando Betsabé llegó, él se acostó con ella. Después de eso, ella volvió a su casa. Hacía poco que Betsabé se había purificado de su menstruación, [basí que quedó embarazada y se lo hizo saber a David.

De todas maneras, no es necesario consumar un acto, para que este pecado sea en nosotros, sino que desde nuestra propia concupiscencia podemos llegar a ceder en nuestras mentes y corazones.

(Santiago 1:13-15)

13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.

Concupiscencia: Deseo de bienes materiales o terrenos, en especial deseo sexual exacerbado o desordenado, los cuales no son gratos a Dios.

Jesús dijo en Mateo 5:27-30:

27 Oísteis que fue dicho: No acometerás adulterio.

28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para acodiciarla, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.

29 Por tanto, si tu ojo derecho te es aocasión de caer, sácalo y échalo de ti; porque mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al binfierno.

30 Y si tu amano derecha te es ocasión de caer, córtala y échala de ti; porque mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al binfierno.

 

3)    ACÁN

La segunda mirada nos puede llevar a codiciar lo que no debemos. (Josué 7:20-21)

 

 20 Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho. 21 Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello.

 





1)    JOSÉ

La segunda mirada, para evitarla, a veces nos obligará a correr, literalmente. (Génesis 39:6)

José tenía muy buen físico y era muy atractivo. Después de algún tiempo, la esposa de su patrón empezó a echarle el ojo y le propuso:

—Acuéstate conmigo.

Pero José no quiso saber nada, sino que le contestó:

—Mire, señora: mi patrón ya no tiene que preocuparse de nada en la casa, porque todo me lo ha confiado a mí. En esta casa no hay nadie más importante que yo. Mi patrón no me ha negado nada, excepto meterme con usted, que es su esposa. ¿Cómo podría yo cometer tal maldad y pecar así contra Dios?

10 Y por más que ella lo acosaba día tras día para que se acostara con ella y le hiciera compañía, José se mantuvo firme en su rechazo.

11 Un día, en un momento en que todo el personal de servicio se encontraba ausente, José entró en la casa para cumplir con sus responsabilidades. 12 Entonces la mujer de Potifar lo agarró del manto y le rogó: «¡Acuéstate conmigo!»

Pero José, dejando el manto en manos de ella, salió corriendo de la casa. 

 

2)    JESÚS 

La segunda mirada, la podemos evitar cuando queremos obedecer a Dios, y resistimos al enemigo, que pone la tentación, y de esta manera debe huir de nosotros. (Mateo 4 y Hebreos 4:15)

 

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

 

Jesús, como cualquier otro ser humano, fue tentado tres veces en el desierto: 

 

1- Riqueza (Pan)

2- Seguridad (Ángeles protectores)

3- Poder (Reinos)

 

Las tentaciones, bajo las condiciones difíciles que estaba teniendo Jesús en el desierto, de seguro que eran muy agradables a sus ojos, y era muy fácil que en ese momento y a la vista de estas tentaciones, entraran a su corazón y su mente, a través de sus ojos; sin embargo, Jesús resistió al enemigo y la tentación con la palabra de Dios. 

Jesús dijo: ¡Vete Satanás! y Satanás le dejó.

CONCLUSIÓN 

Muchas veces como seres humanos, evitamos la segunda mirada con nuestros ojos, pero en nuestro corazón, seguimos contemplando y jugando secretamente con el pecado. Debemos cuidarnos, y no despreciar una obra de amor y salvación tan grande que nos ha sido entregada por Cristo Jesús.

 Que nuestra segunda mirada, sea cual sea, no distraiga nuestros ojos de Jesús. En Hebreos 12:1b-2

...despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Dios, también tuvo dos miradas hacia el ser humano: La primera de amor fue a través de Adán al crear al hombre y a la mujer, y la segunda, a través de Jesucristo, esta vez, también a través del amor, pero también, a través de la gracia y la misericordia que nos ofrece en Cristo Jesús.

En Filipenses 1:6  estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;  

Y en el versículo 9 dice:

Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, 10 para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, 11 llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.

 







ORAR:

 

Mateo 6:22

La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas.

 

Salmo 13:3-5

3 Mírame; respóndeme, oh Jehová, Dios mío; alumbra mis ojos para que no duerma de muerte, 4 para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarán si yo resbalo. 5 Mas yo en tu misericordia he confiado; se alegrará mi corazón en tu salvación.

 

Juan 3:14

14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Redimidos, salvados, perdonados del veneno del pecado y de la muerte)

Que nuestra primera, segunda y también nuestra última mirada, estén puestos en Jesús, nuestro Salvador.

 

 

 

 

 


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