¿Cómo encaja el ladrón en la cruz en tu teología?
Sin bautismo, sin comunión, sin confirmación, sin hablar en lenguas, sin viaje misionero, sin ser voluntario, sin intercesión de vírgenes o santos, sin rosario, denario o velas ante imágenes, sin purgatorio ni novenas por su alma, sin pagar misas, indulgencias o regalos financieros y sin velos, sin túnicas bordadas en oro o ropa de iglesia.
Ni siquiera podía doblar sus rodillas para orar. No dijo la oración del pecador y, entre otras cosas, era un ladrón. Jesús no tomó su dolor, sanó su cuerpo ni golpeó a sus escarnecedores.
Sin embargo, fue un ladrón que entró en el paraíso a la misma hora que Jesús, simplemente creyendo. No tenía nada más que ofrecer aparte de su creencia de que Jesús era quien decía que era.
Sin giros de teólogos brillantes. Sin ego ni arrogancia. Sin luces brillantes, jeans ajustados o palabras astutas. Sin máquina de neblina, donas, ni café en el vestíbulo. Sólo un moribundo desnudo en una cruz que ni siquiera puede cruzar las manos para orar...
¿Aún podemos debatir si la salvación es o no por obras o sacramentos?
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